Las representantes del GT de Género de la CLAA y profesoras universitarias, Amanda Mendonça y María Luisa Penaranda, conversaron en entrevista sobre los destaques del encuentro realizado en la Conferencia CLACSO de Bogotá y sobre la importancia y desafíos de luchar por igualdad de género en los espacios académicos
El 12 de Junio del 2025, en el marco de la X Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales (CLACSO), realizada en Bogotá (Colombia), el Grupo de Trabajo de Género de la Coalición por la Libertad Académica en las Américas (CLAA) impulsó el panel “Miradas sobre Género y Libertad Académica desde las Américas: Riesgos, Resistencias y Esperanzas”. Estuvieron presentes más de 50 personas, entre integrantes del GT Género, investigadoras, profesoras y activistas de toda la región, para reflexionar sobre violencia de género bien como estrategias de resistencia y cambio. En la ocasión, la CLAA hizo una lectura pública de su carta de apoyo a Alexi Amaya, ex-funcionaria de la UNAL y quien fue víctima de violencia de género, y quien integró el panel. Acceda aquí a la carta.
Para saber más sobre el encuentro y los temas discutidos en la ocasión, conversamos con dos integrantes del GT de Género de la CLAA presentes al evento, Amanda Mendonça, de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro (UERJ), y María Luisa Peñaranda, profesora de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), que destacaron los desafíos, las voces y la importancia de la defender la libertad académica al combatir las asimetrías entre las mujeres y los hombres que trabajan en las universidades.
Según ellas, el encuentro superó las expectativas de asistencia y generó un espacio cargado de emoción y afecto, visibilizando las voces de mujeres que enfrentan estas violencias en el ámbito académico, entre ellas, Alexia Maya, que después de pasar años siendo acosada por un profesor, logró que él fuera judicialmente condenado.
Creo que la Coalición por la Libertad Académica se convirtió en un abrigo, en un espacio de apoyo de confianza y de respaldo con este acto claramente a favor de las víctimas en la Universidad Nacional de Colombia”, dijo María Luisa Peñaranda.
La lucha por la igualdad de género en las universidades como rol fundamental para la garantía de la libertad académica también fue una reflexión presente en la entrevista.
Siempre estamos en una intensa disputa, porque no todos los que discuten sobre la libertad académica creen que conviene abordar el debate incluyendo la perspectiva de género. En nuestro caso, hemos señalado la cuestión de género como la columna vertebral de esta defensa de la libertad académica. No se puede hablar de una educación que sea democrática y garantice todos los principios que conlleva la libertad académica sin hablar de la igualdad de género y sin combatir la violencia de género que existe en las universidades”, dijo Amanda Mendonça
Lee la entrevista completa:
¿Cuál fue el balance del encuentro?
Amanda Mendonça – Nuestro objetivo era aprovechar la presencia de investigadoras y profesoras, principalmente de la región de América Latina, para profundizar en nuestro debate sobre las iniciativas para combatir la violencia de género y el acoso en las universidades. Ese fue nuestro gran tema.
Tuvimos una sorpresa muy significativa porque no esperábamos que participaran tanta gente. Como la Conferencia de CLACSO tiene una programación muy extensa, no pensábamos que conseguiríamos atraer a tanta gente y logramos llenar el auditorio.
En cuanto al debate durante el encuentro, fue muy, muy bonito. Hubo momentos de afecto, en los que se destacaron las voces de mujeres que viven la violencia de género y el acoso en instituciones académicas y la gente se emocionó mucho.
María Luisa Peñaranda – Considero que fue un un gran momento para el feminismo en Colombia y en la región porque tuvimos la oportunidad de contar con un auditorio privilegiado en el marco de [la conferencia] CLACSO.
Fue nuestro encuentro, una reunión del grupo de género en el cual participaron mujeres muy significativas en las luchas feministas en Colombia. Por ejemplo, se encontraba la profesora Sara Fernández de la Universidad Antioquia, estaba Camila Prada, de la Universidad de la ciudad de Medellín, quien ha librado una batalla muy importante, había estudiantes egresadas ya del caso federal como, María Paul, y estaba Alexia Maya que es la administrativa que lideró una de las luchas más importantes para garantizar el derecho a una vida libre de violencias en la universidad. Entonces considero que fue un escenario muy privilegiado.
[En la ocasión], tuvimos una conversación maravillosa y luego en el panel que se hizo público con CLACSO, pudimos tener una conexión muy profunda con el público sobre lo que significa las violencias basadas en género y cómo afecta la vida de las mujeres, cómo trascienden el tiempo, como la salud psicológica, como la soledad se impone, cómo generalmente las causas no son comprendidas etc.
Para mí, personalmente, este encuentro en Bogotá significó muchísimo también de respaldo en nuestra lucha por parte de la Coalición por la Libertad Académica. En muchas ocasiones libramos estas luchas bajo una sensación de abandono, de soledad, y aunque nos abracemos entre unas cuantas, necesitamos una institucionalidad que también nos diga que lo estamos haciendo bien.
Creo que la Coalición por la Libertad Académica se convirtió en un abrigo, en un espacio de apoyo de confianza y de respaldo con este acto claramente a favor de las víctimas en la Universidad Nacional de Colombia.
¿Cuáles fueron los destaques del encuentro?
Amanda Mendonça – Algunas mujeres se adelantaron en el auditorio y presentaron sus experiencias, sus casos, sus propias situaciones. Fue muy emocionante y muy enriquecedor, y trajimos el debate político.
Hemos realizado un trabajo muy interesante como GT, que es esta posibilidad de compartir experiencias que no parecen estar tan cerca como en los países vecinos. Como brasileña, para mí fue muy sorprendente conocer a personas que están en este debate.
Noté que países como Colombia y Argentina están muy, muy adelantados en relación con este debate sobre la violencia de género y el acoso en las universidades, los protocolos de enfrentamiento, por ejemplo.
Después del evento público, tuvimos una agenda interna, solo para las integrantes del GT de Género de la CLAA. Durante un día, realizamos primero una actividad de debate y, en segundo lugar, una especie de planificación del grupo.
Debatimos sobre nuestra presencia en las universidades, un lugar muy afectado por las cuestiones de generación, con poderes desiguales y donde se han manifestado casos de acoso y violencia .
En cuanto a las acciones para combatir el acoso sexual y moral a las mujeres en las universidades, veo que entre las estudiantes, aunque esto está muy presente, hemos logrado dar más visibilidad a los casos. Sin embargo, cuando las profesoras e investigadoras sufren este tipo de violencia, esto no sucede, por temor a que sus carreras se vean afectadas, a ser excluidas y a no conseguir financiación para sus proyectos.
Hemos defendido mucho la creación y el fortalecimiento de protocolos en las universidades como una vía para que la víctima pueda presentar su denuncia con seguridad. Cuando no existe este tipo de procedimiento, se hace más difícil que una profesora que quiere seguir la carrera académica presente una denuncia porque, por lo general, acaba aislada, sola y siendo excluida, recibiendo varios estigmas.
María Luisa Peñaranda – Yo destaco la profunda conexión que hubo con el público, las ponentes, tanto Liliana, como la profesora Joana Flores y Alexia Maya. Ellas hicieron discursos muy profundos, pero creo que particularmente el de Alexia tuvo una connotación especial porque era testimonial también de lo que ella había vivido cuando contó su caso.
Por cosas del destino, por casualidad, porque los astros se alinearon, tuvimos la oportunidad de hacer el acto nuestro al mismo tiempo que la Facultad de Derechos estaba revelando un mural supuestamente para la reparación de las víctimas, al cual nosotras, tanto Alexi Amaya, como yo misma, nos habíamos opuesto. En el caso de Alexia, ella ni siquiera fue invitada.
Ella libró una batalla bastante grande [por juzgar a un docente que por años la acosaba] y la ganó jurídicamente. Este profesor fue destituido e inhabilitado por 12 años en una decisión de segunda instancia de la Procuraduría General de la Nación y fue una conquista enorme después de que ya Alexia Maya había ganado una tutela ante la Corte Constitucional, o sea un largo camino de nueve años de litigios en procesos disciplinarios, penales, constitucionales. [Después de toda ese proceso] la universidad guardó silencio y no le invitó a Alexia en una homenaje en la Facultad de Derecho que, supuestamente, era destinada a las víctimas.
En mi caso, sí fui invitada porque soy parte de uno de los casos que ellos estaban reparando y yo no estuve de acuerdo con esa reparación simbólica porque no me representó como tal.
En este contexto, el hecho de que nuestro acto en la Conferencia fuera simultáneo al que se estaba dando en la Facultad de Derecho, con el mural al que no queríamos participar, al que no nos sentimos cómodas, considero que fue muy simbólico, muy profundo.
Fue un acto hermoso de significación para el caso de Alexia, especialmente con las palabras de Camilla [Croso, directora ejecutiva de la CLAA] que se leyeron y les dió Camilla, que era también unas palabras para reconocer su lucha y ponerse en su lugar. Así que fue muy emotivo, muy significativo y muy representativo de lo que estábamos librando.
Aunque se gane, se pierde siempre. Aunque Alexi Amaya haya ganado en todas las instancias, como mencionado previamente, incluso en la corte constitucional, que es importantísima en las luchas feministas en el ámbito universitario, ella fue despedida en la actual administración y eso nos dejó una herida abierta. Una insatisfacción y un dolor, porque aunque se ganen los estrados, se pierde en la vida cotidiana. El tiempo dedicado a los procesos, el daño psicológico y luego el silencio de la Universidad muestra la grandísima violencia institucional de género
Durante el encuentro, entre los casos presentados, hubo uno de Alexia Maya, que fue funcionaria de la Universidad Nacional de Colombia…
Amanda Mendonça – Sí, nos sorprendió porque las mujeres que no vivimos en Colombia no la conocíamos antes. Su caso lleva ya casi diez años.
Actualmente, ella ya no trabaja en la universidad. Fue despedida porque denunció a su jefe. Sin embargo, como la universidad es un entorno muy masculino, él consiguió el apoyo de sus colegas y ella fue despedida. Aún así, ella no se rindió e inició un proceso en la justicia común y él fue condenado. El caso es muy emblemático porque logró traspasar los muros de la universidad.
Durante el evento público, muchas mujeres se levantaron y dijeron que ya habían pasado por situaciones similares y creo que es muy, muy emblemático. La gente lloró, se emocionó mucho y se creó un ambiente de confianza en el que pudieron exponer sus casos.
En la conferencia, hubo un homenaje a las víctimas de acoso. Sin embargo, eso no les devuelve su empleo, ni el desgaste que ha sufrido durante todos estos años. Hablamos mucho sobre la importancia de hacer una reparación material, más allá de la simbólica.
María Luisa Peñaranda – Este es un caso muy emblemático porque es una lucha muy desigual. Es una lucha muy asimétrica entre una administrativa madre sola con tres hijos a cargo contratista, frente a un profesor, Guillermo Castro, que había recién llegado de Alemania, donde hizo su doctorado.
Yo la acompañé en los inicios de su proceso y ante todo el tiempo. Cuando estuvimos conversando sobre este proceso nunca nos imaginamos lo complejo, lo difícil y lo duro que iba a ser.
Aunque se gane, se pierde siempre. Aunque Alexi Amaya haya ganado en todas las instancias, como mencionado previamente, incluso en la corte constitucional, que es importantísima en las luchas feministas en el ámbito universitario, ella fue despedida en la actual administración y eso nos dejó una herida abierta. Una insatisfacción y un dolor, porque aunque se ganen los estrados, se pierde en la vida cotidiana. El tiempo dedicado a los procesos, el daño psicológico y luego el silencio de la Universidad muestra la grandísima violencia institucional de género.
Creo que haber hecho este evento significó que, en la misma universidad, hiciéramos un acto público de reivindicación de los derechos de las mujeres y una muestra de que no estamos dispuestas a ceder, de que estamos continuando con nuestro trabajo y que finalmente, tarde que temprano, la razón está de nuestro lado y la justicia también.
La libertad académica parte de una educación que sea democrática. Esto solo es posible si hablamos de que todos los cuerpos, identidades y sexualidades puedan estar presentes y activos. Si en estos espacios se excluyen cuerpos, identidades y sexualidades, no estamos garantizando ninguno de estos principios.
¿Por qué es tan importante tratar la cuestión de género en el debate sobre la libertad académica?
Amanda Mendonça – Eso no es un consenso. Siempre estamos en una intensa disputa, porque no todos los que discuten sobre la libertad académica creen que conviene abordar el debate desde esta perspectiva, o incluyendo la perspectiva de género.
En nuestro caso, hemos señalado la cuestión de género como la columna vertebral de esta defensa de la libertad académica. No se puede hablar de una educación que sea democrática y garantice todos los principios que conlleva la libertad académica sin hablar de la igualdad de género y sin combatir la violencia de género que existe en las universidades. Hablar de libertad académica es hablar de los principios que queremos para garantizar los principios de libertad para enseñar, investigar y trabajar todos los temas, sin ningún tipo de prohibición.
La libertad académica parte de una educación que sea democrática. Esto solo es posible si hablamos de que todos los cuerpos, identidades y sexualidades puedan estar presentes y activos. Si en estos espacios se excluyen cuerpos, identidades y sexualidades, no estamos garantizando ninguno de estos principios.
Para garantizar la libertad académica, debemos pensar en una autonomía con todos los temas cotidianos, y esto se puede ver en el día a día, tanto en la menor presencia de mujeres y personas LGBTQIAP+ en los espacios de poder de la universidad, como en los temas que se investigan y en las inversiones políticas y financieras que se destinan a esos temas y a ese público.
María Luisa Peñaranda – Es muy importante hablar de de cómo esas asimetrías entre las mujeres y los hombres en el ámbito académico se traducen en violencias que son epistémicas, como por ejemplo las falta de reconocimiento del trabajo y el aporte de las mujeres en cara del conocimiento, las dificultades en el techo de cristal, las dificultades para ascender, para obtener posiciones destacadas aunque produzcamos muchísimo más que nuestros colegas, el hecho de que la violencia se ensañe contra nosotras, en formas más directas, como son la violencia física, el acoso sexual, y luego la violencia institucional que la tapa, que mediante la intención de negar que esto ocurre, violenta a las mujeres que denunciamos… Todo esto está dirigido a mostrar cómo la libertad académica y las garantías de la libertad académica están atravesadas profundamente por el género y por las desigualdades que producen nuestras sociedades latinoamericanas.
Para profundizar
Articulo: Libertad académica, género e integración regional: fundamentos para una universidad democrática – Elaborado por Camilla Croso, directora ejecutiva de CLAA, y Amanda Mendonça, profesora de la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ), el artículo propone un análisis crítico de los retos y posibilidades para la democratización de la educación superior en América Latina, a partir de la articulación entre tres frentes interconectados: la creciente amenaza a la libertad académica en contextos de avance del neoconservadurismo, las desigualdades y violencias de género en las universidades y el potencial de la integración regional en la producción y circulación del conocimiento y en la lucha contra el escenario conservador. El texto está escrito en portugués.